«Se deben dejar atrás los estereotipos de género»

Con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, hoy hemos querido tener una pequeña charla con nuestra Directora de I+D+i, M Carmen Baixauli. ¿Te gustaría conocer lo que opina sobre el papel de la mujer en el ámbito de la ciencia? 

- M Carmen, ¿cuál fue tu motivación para estudiar una carrera de ámbito científico? 

Mi historia fue un tanto peculiar: encaminé mis estudios adecuándolos a un futuro supuestamente predeterminado. Solo debía superar el reto y conseguir que las exigencias universitarias se adaptasen a mis aptitudes como estudiante. Es decir, planeé mi futuro justo a la inversa de como todo el mundo suele hacer: tendría el trabajo si conseguía el título. 

- Pero… ¿te atraía la ciencia?, ¿sentías cierta vocación? 

Para cursar unos estudios universitarios se debe tener vocación, pasión o, como mínimo, atracción por la materia central que va a componer tu vida universitaria. Se trata de atravesar una etapa importante en la vida, y la actitud con que te enfrentes o te aboques a ella es fundamental para su aprovechamiento y para impulsar tus planes de futuro. 

En este sentido, se podría decir que, de forma un tanto contradictoria, he logrado demostrarme a mí misma que cualquier persona que lo desee puede conseguir su objetivo sea cual fuere su motivo base.

- ¿Por qué crees que, hoy en día, la ciencia sigue siendo un ámbito mayoritariamente copado por el género masculino?

Yo creo que se deben dejar atrás los estereotipos de género, y ello se consigue afrontando tu futuro sin prejuicios. No pienso que la ciencia esté diseñada para el género masculino, ni tampoco que las disciplinas de carácter más artístico sean más afines al género femenino. No encuentro explicación lógica ni evidencias que lo justifiquen.

¿Quién desempeña mejor su trabajo, un letrado o una letrada?, ¿quién es mejor investigador, un hombre o una mujer? Son cuestiones tan relativas como absurdas. 

Quizás el planteamiento de estas cuestiones se deba a estereotipos u orientaciones culturales, que se refuerzan a través de los medios e, incluso, nacen dentro de las propias familias y llegan a las niñas desde que son pequeñas, creando, sin desearlo, un mínimo resquicio de desigualdad en la sociedad. 

Muñecas para niñas, y coches, grúas o aviones para nuestros niños... Quizás estamos menospreciando aptitudes y talentos sin saberlo.

- ¿Qué es lo que más te apasiona de tu profesión?

He de confesar que, a pesar de mi enfoque inverso al que he hecho referencia al principio, me apasiona mi trabajo. Nada más fascinante que combinar materias primas de forma técnicamente adecuada e ir confiriendo propiedades a tu formulado mediante combinaciones químicas cuya construcción paulatina es fruto de tu propia investigación. Cuando obtienes las propiedades requeridas en tu punto de partida y presentas tu estudio en el mercado, es muy gratificante la aceptación por el sector profesional. Es un bucle fascinante que te alienta a seguir investigando, creando y lanzando al mercado nuevas técnicas y nuevos desarrollos. 

Esta disciplina la quiero transmitir a las mujeres, y sobre todo a las niñas, para que cada vez haya más modelos y se refuerce el talento y la vocación por encima del estereotipo, fomentando, así, la igualdad. 

Me sentiría orgullosa si mi hija, a su vez, cumple su objetivo vocacional de seguir mis pasos, pues se habría demostrado aquello de que el buen divulgador contagia o transmite el amor por la ciencia.